España planea invertir 11.000 millones de euros (12.400 millones de dólares) originarios de los fondos europeos llamados “Next Generation” para desarrollar microchips y semiconductores en un intento de modernizar su economía, dependiente del turismo.
La apuesta por el futuro
El mensaje del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es claro. Quiere que nuestro país esté a la vanguardia del progreso industrial y tecnológico. El Consejo de Ministros ha dado luz verde en mayo a lo que denomina PERTE Chip, o Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de la Microelectrónica y los Semiconductores. El proyecto está destinado a:
- potenciar la I+D y el diseño en el ámbito de los microprocesadores
- cubrir la construcción de instalaciones de fabricación en España y los incentivos para la fabricación de chips.
La inversión es el último esfuerzo para reconstruir la economía, que sufrió más que la mayoría de sus pares europeos por la pandemia y está bajo presión de nuevo tras la invasión rusa de Ucrania, ámbito que se ha notado incluso en los préstamos.
El presupuesto total del proyecto se ha fijado en 12.250 millones de euros hasta 2027. El dinero provendrá principalmente de una adición al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia post-Covid, que se presentará a finales de este año 2022.
Un plan para potenciar otras industrias
Los coches modernos dependen cada vez más de la electrónica, que incluye semiconductores. Los chips son clave para la industria automovilística española, que es la segunda más grande de Europa y representa alrededor del 10% del producto interior bruto.
Los responsables políticos de todo el continente se apresuran a poner en marcha planes para invertir en chips y reducir la dependencia de la tecnología importada. La Unión Europea aspira a convertirse en un fabricante clave de semiconductores con el objetivo de producir una quinta parte del suministro mundial para 2030.
- Con su Ley de Chips, dotada con 45.000 millones de euros, la Comisión Europea liberó el mes pasado fondos públicos para producir chips considerados «primeros de su clase» en Europa.
- Los países individuales también están actuando: Alemania quiere conceder a Intel Corp. 5.000 millones de euros en fondos públicos para ayudar a financiar una planta de semiconductores de 17.000 millones.
- La escasez de producción de semiconductores en Europa supone una dependencia de Taiwán, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y China, situación que debe revertirse.
España está desplegando unos fondos de recuperación sin precedentes procedentes de Bruselas para reducir su dependencia del turismo y reducir una de las tasas de desempleo más altas de la UE.
Sin embargo, el aumento de los costes energéticos y la consiguiente inflación, agravados por la guerra de Ucrania, ha complicado el cambio de rumbo. El aumento de los precios de la energía, que ha llevado la inflación a su nivel más alto en casi cuatro décadas, ha obligado a los fabricantes de acero a reducir la producción y a los consumidores a gastar menos