Endeudarse es arriesgado, tanto para el prestamista como para el prestatario. El prestamista puede no estar seguro de si le devolverán el dinero. Si creen que eres un perfil de riesgo, los intereses podrían ser más altos, y ello es sólo un ejemplo de las múltiples variables.
Del mismo modo, como prestatario, tu riesgo es que el préstamo personal te parezca un buen negocio, pero tus circunstancias cambien y no puedas devolverlo. O que surja una emergencia grave y tengas que pagarla en lugar de devolver el préstamo. Puedes ser un prestatario inteligente sabiendo lo que estás firmando, leyendo la letra pequeña de tu contrato de crédito y teniendo un fondo de emergencia preparado por si algo sale mal. Asegúrate de que tienes un buen plan para devolver el dinero prestado.
Cómo funcionan los intereses de los préstamos
Cuando pides un préstamo o utilizas el crédito, el precio que pagas por utilizar el dinero de otras entidades prestamistas a lo largo del tiempo son las comisiones y los intereses.
- Comisiones: Cuando pides un préstamo puede haber todo tipo de comisiones: de apertura, anuales, por demora o por impago.
- Intereses: El interés es lo que pagas por pedir prestado: el coste del dinero a lo largo del tiempo. Suele representarse como una tasa porcentual anualizada (en la letra pequeña verás que se llama «TAE«). Es lo que pagarías en un año determinado por cada 100 euros prestados.
A partir de estos tipos de interés, puedes ver fácilmente qué tipo de préstamo es el más caro, pero el importe que te acaben cobrando dependerá del tiempo que tardes en devolverlo. Cuanto más tiempo dure la deuda, más te costará. Si contraes una deuda con intereses altos, como un préstamo rápido o un microcrédito, lo mejor es tratarla como una emergencia y deshacerte de ella lo antes posible.
¿Cuál es el coste real?
Decidir si podemos permitirnos pedir un préstamo para comprar algo implica algo más que calcular si las cuotas del préstamo son asumibles.
Por ejemplo, podemos permitirnos un préstamo para comprar un coche, pero ¿qué pasa con los gastos de matriculación, uso y mantenimiento? Introduce todos estos costes en el presupuesto antes de decidir si merece la pena pedir un préstamo o por qué importe.
Conocer todas las opciones
Cuando pedimos dinero prestado, tenemos que asegurarnos de que nos cueste lo menos posible: ¿por qué pagar más de lo necesario? Incluso un pequeño cambio en los tipos de interés puede suponer una gran diferencia en el total que pagamos a lo largo del tiempo.
Por eso, merece la pena comparar todos los lugares que prestan dinero. No todas las entidades son iguales ni actúan de la misma forma, por lo que valorar varias opciones resulta esencial para ahorrar tiempo y dinero.
Ayuda mucho pensar en:
- ¿Cuánto necesito realmente que me presten?
- ¿Cuánto pagaré de intereses y otros gastos?
- ¿A cuánto ascenderán mis cuotas?
- ¿Durante cuánto tiempo devolveré la deuda?
- ¿Con qué frecuencia pagaré?
- ¿Estoy seguro de querer contraer esta deuda?
- ¿Puedo pedir este préstamo de forma digital?
El hecho de que podamos hacer frente a las cuotas no significa que un préstamo sea la mejor opción. Endeudarse es rápido y fácil. Salir es mucho más difícil y puede llevar años. Con demasiada frecuencia, el crédito fácil se convierte en un problema que nos arrastra si no se administra adecuadamente y con responsabilidad.